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jueves, 11 de septiembre de 2014

CELEBRACION DE LOS 25 AÑOS DE PROFESION RELIGIOSA DE LA HERMANA CRISTINA EN EL PARAISO

El domingo 31 de Agosto, a las 11 de la mañana, la Congregación de las Agustinas Misioneras nos habían convocado para  celebrar los 25 años de su profesión religiosa de una de sus hermanas de la comunidad del Paraiso: la hermana Cristina . El lugar elegido para la celebración fue la capilla Santa María Reina (Parroquia San José de Nazaret, decanato II diócesis de Lurin)  situada en el asentamiento humano El Paraiso donde viven y desarrollan su carisma misionero agustiniano estas hermanas. Tuve el honor de presidir la celebración de la Eucaristia que fue concelebrada por el P. Antonio Díaz, primer párroco de San José de Nazaret, que fue quien trajo a las Agustinas misioneras al Paraiso y el P. Luis, sacerdote Agustino natural de Nauta (Iquitos) en la selva peruana,  donde estuvo muchos años la hermana Cristina y donde trabajaron juntos  en el colegio de los Padres Agustinos. También nos acompaño el diacono Walter Crispín de la cuasi parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Nazaret. Asistieron representantes de todos los grupos de la parroquia San José de Nazaret,  los  agentes de pastoral y fieles de las cuatro capillas del Paraiso donde ella desarrolla su trabajo y sobre todo de los voluntarios y personas que participan en los distintos proyectos del centro Santa Rosa de caridad y desarrollo integral. No faltaron tampoco hermanas de diversas congregaciones religiosas y amigas de Cristina y las Agustinas misionera. 
En la homilía hice un repaso por la historia de estos 25 años de profesión religiosa de la madre Cristina. Sus estudios de Administración de empresas con la especialización en Mercado que tanto le han servido en los distintas misiones donde ha desarrollado su labor misionera: Diferentes lugares en Colombia entre ellos su paso por el equipo de gobierno de la Congregación como Ecónoma provincial, Iquitos y aquí en El Paraiso. Veinticinco años de trabajo intenso, en la educación y promoción de los niños, jóvenes y adultos en ambientes pobres y necesitados y territorios de misión ad gentes, siguiendo su carisma de Agustina misionera. Una prueba de ello lo tenemos en las obras realizadas junto conmigo y un buen grupo de voluntarios laicos en el Centro Santa Rosa: mini empresa Wiñay dedicada a la elaboración de leche de soya y sus derivados ( kekes, tamales, budines, galletas, tortas etc.) ; talleres de tejidos y taller de costura donde un buen grupo de mujeres han aprendido a coser y elaborar prendas  para mejorar su economía ; la atención a tantas mujeres con problemas en la oficina del Centro Santa Rosa y las visitas a sus humiles viviendas,  muchas de las cuales hemos arreglado en los últimos dos años y medio y el trabajo con los niños a través del apoyo escolar y talleres de música, danza etc.  
Pero, como dije en la homilía,  detrás de este trabajo tan intenso que la hermana Cristina ha desarrollado durante estos 25 años se esconde la espiritualidad agustiniana  de la congregación de las agustinas misioneras. Los rasgos principales de su espiritualidad agustiniana son: la interioridad y la búsqueda de Dios (“nos hiciste señor para ti y nuestro corazón no descansara sino en ti” decía San Agustín); la vida comunitaria al estilo de las primeras comunidades cristinas y el servicio a la iglesia desde el evangelio vivido en perspectiva histórica y según el espíritu de San Agustín.  El servicio, gratuidad, empeño, acogía, la cercanía a cada persona  son algunos de los rasgos de la espiritualidad agustiniana que he podido comprobar en estos dos años y medio que llevo trabajando junto a la hermana Cristina en el Centro Santa Rosa y en las capillas del Paraiso.
En la última Asamblea general de las Agustinas misioneras se les pedía a todas las hermanas “Reaviva  el don de Dios que hay en ti, que está en ti, se testigo de Cristo anunciando que Dios es amor y quien lo busca encuentra, llevando la luz de Cristo a niños, jóvenes y adultos en los ambientes más pobres educándolos para que puedan realizarse humana y profesionalmente”. Esto es lo que día a día quiere seguir haciendo la hermana Cristina y esperamos que asi sea por  muchos años más en el Centro Santa Rosa y en El Paraiso, donde siguen llegando día a día familias, muchas de ellas formadas solo por mujeres y niños, que van a vivir en lo más alto de los cerros del paraiso en condiciones infrahumanas porque no tienen otro sitio donde vivir y necesitan, ayuda  inmediata para sacar a sus hijos adelante; escuchar y compartir sus sufrimientos, llevarles esperanza a sus vidas para poder sacar por si mismas a sus hijos adelante siendo artífices de su propio desarrollo integral. Felicidades hermana Cristina en nombre de todos los agentes de pastoral del Paraiso, de Santa Rosa y sobre todo de los cientos de niños y mujeres a los que día a día llevas calor a su corazón y esperanza para luchar en la vida anunciando con tu vida y tu trabajo que Dios es amor y quien busca a Cristo lo encuentra y experimenta el fuego de su amor que lo libera y lo colma de alegría, de paz, de felicidad plena. 


                                    P. José Luis Calvo Vicente 



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