No, no se equivoquen,
no me he ido a Japón a celebrar el domingo de Ramos, sino al asentamiento
humano de Japón en los cerros que dividen el distrito de Villa María del
Triunfo de San Juan de Miraflores, en el cono sur de Lima, perteneciente a la cuasi parroquia Sagrado
Corazón de Jesús de Nazaret.
El domingo de Ramos tuve tres celebraciones. La primera a
las 6,30 de la mañana en la cuasi parroquia, la segunda en San Pedro y Japón a
las 10 de la mañana y la tercera a las 4 de la tarde en la capilla Santísima
Cruz en los asentamientos de Paraiso Alto y Manantial en la parroquia de San
José de Nazaret.
A
las 6,30 de la mañana tuvo lugar la
primera bendición de Ramos del día en la loza deportiva de 30 de Agosto y la
procesión hasta la cuasi parroquia Sagrado Corazón donde tuvo lugar la
celebración que abre la Semana Santa, el domingo de Ramos o de la pasión del
Señor. Había más de 400 personas con la capilla a rebosar y con bastante gente
fuera pues es una capilla pequeña. La celebración muy bien preparada por el grupo de adolescentes y la legión de María y con presencia de muchos
jóvenes. Tras un copioso desayuno con los jóvenes de la parroquia nos subimos
andando al asentamiento humano de Cumbres de San Pedro donde a las 10 tuvimos
la bendición de Ramos al lado de la gruta de San Pedro. No había mucha gente,
unas veinte personas, que junto con los chicos de confirmación y adolescentes y
algunas parejas guías de catequesis familiar, iniciamos la procesión de Ramos
hasta el asentamiento humano de Japón. La sorpresa fue grande cuando llegamos y
nos encontramos en la capilla unas doce o catorce familias con todos sus niños
y algunos jóvenes, prácticamente todos los católicos del asentamiento según nos
dijeron pues el resto pertenecen a distintas sectas que hay en el asentamiento
con sus correspondientes iglesias. La dejadez por parte de la parroquia durante
años ha provocado la invasión de las sectas en este asentamiento el más humilde
de toda la cuasi parroquia. El día anterior los jóvenes de confirmación habían
estado toda la tarde limpiando la capilla de Virgen de Guadalupe en la cual
hacia ya más de un año que no se celebraba una Eucaristia. La celebración fue
muy bonita, con la música de fondo de varios pequeños llorando o jugando y con
las madres preocupadas a las que tuve que decir que no pasaba nada, que no
molestaban en absoluto. Tras la celebración estuvimos midiendo el terreno para
calcular los materiales que necesitamos para arreglar la capilla pues todos
coincidimos que lo mejor es echar abajo lo que hay completamente en ruinas (poner
el piso de cemento, y una sencilla edificación de madera). Los vecinos se
comprometieron a poner la mano de obra haciendo faenas y también a organizar
alguna actividad para recaudar fondos. También se decidió hacer una cruz grande
de madera para que se sepa que es una capilla católica en medio de 5 o 6
capillas de diferentes sectas.
Tras comer con la familia del coordinador de la parroquia
y algún joven más que se agrego, sin tiempo para descansar, me dirija a la
capilla de Santísima Cruz donde llegue a las 3,30 de la tarde. Ya había varios
agentes de pastoral en la capilla preparando todo para subir andando hasta el
asentamiento de Manantial (unos 200 metros en una cuesta muy parada como dicen
aquí) donde tuvo lugar la bendición de Ramos. Contamos con la presencia de un
coro de jóvenes y niños que ha surgido en un colegio de la parroquia que animo
la procesión de Ramos hasta la capilla con una gran chiquillería que alzaban
sus ramos con alegría y que me llevaba a pensar que algo parecido debía ser la
entrada de Jesús en Jerusalén por el huerto de los olivos. Había más de cien
personas en la capilla quedándose gente de pie con una celebración muy bien
preparada por el pequeño grupo de agentes de pastoral de la parroquia. Al
terminar la celebración me pase por la capilla de Santa María Reina en El
Paraiso donde estaban preparando la celebración de la Vigilia Pascual que
presidiré yo el sábado a las 8 de la tarde. Cuando llegue a casa eran las 9 de
la noche. Estaba tan cansado que solo me dio tiempo a comer y pronto me acosté.
Un día completo de trabajo y asi me espera el jueves, viernes
y sábado pero no me quejo. Sólo ver la alegría de las familias de Japón que
llevaban más de un año sin tener una eucaristía en su capilla ya merece la pena
todo el esfuerzo del día. Os mando algunas fotos de la bendición, procesión y
misa en Japón, en el asentamiento humano de Japón, que quede claro que no me he
ido al Japón.
Padre José luis Calvo